El anticipo realizado por el jefe de Gabinete de Nación, Guillermo Francos, sobre eventuales y posibles cortes de luz en los meses venideros encendió alarmas entre usuarios y el sector energético.
El jefe de los ministros de la gestión libertaria aseguró que esta problemática se deberá a la alta demanda del suministro y a la baja inversión en el sector, heredada de la gestión anterior. Además, adelantó que la Secretaría de Energía (a cargo de Eduardo Rodríguez Chirillo) está diagramando de antemano un esquema de interrupciones del servicio eléctrico. “Se supone que si viene un verano de mucha temperatura puede haber una demanda muy alta de electricidad y, lamentablemente, no ha habido inversiones en estos últimos tiempos; va a faltar generación y va a tener que programarse algún corte, sobre todo hacer algunos acuerdos con los sectores productivos, sectores industriales”, precisó Francos.
Recuerdo histórico
Hace 36 años los problemas registrados en la Central Hidroeléctrica de Embalse Río lll, en la Central Nuclear de Atucha y un incendio en la red de distribución que salía de El Chocón sumieron al país en una de sus más graves crisis en materia de electricidad. Es por esto que las declaraciones de Francos despertaron recuerdos de viejas épocas, como en 1988, cuando el gobierno de Raúl Alfonsín instauró un modelo de cortes eléctricos programados que alteraron drásticamente las dinámicas personales y familiares en todo el país.
Una de las primeras medidas adoptadas fue el adelantamiento de 60 en la hora oficial. Desde el 1° de diciembre de 1988 los argentinos tuvieron que acostumbrarse, por ejemplo, a cenar con el reflejo de la luz diurna.
En las principales urbes del país también se aplicó un encendido de luces alternadas en las avenidas y la iluminación de monumentos, fuentes y ornamentaciones de edificios públicos quedaron suprimidas. En esta línea muchos comercios debieron suspender el encendido de marquesinas y vidrieras.
Los medios de comunicación no quedaron al margen de las políticas de ajuste energético y ante esto los canales de televisión se vieron en la obligación de acortar la cantidad de tiempo de salida al aire y la programación quedó reducida a cuatro horas diarias.
La atención en las dependencias pública también se resintió y a lo largo de los meses más críticos, no fueron pocos los asuetos administrativos decretados para frenar el consumo de energía demandado de los despachos estatales. Las entidades bancarias también modificaron su horario de atención y por esos meses trabajaban de 8 a 12 horas.
La Secretaría de Energía, a cargo de Roberto Echarte, había planificado un sistema para que los cortes sean anunciados de antemano y bajo un estricto plan establecido. Los apagones diarios eran dos, de tres a cinco horas cada uno con un intervalo de seis horas. En un principio la medida se implementaba de lunes a viernes, pero con la llegada de los primeros calores de 1988, los fines de semana también se vieron contemplados.
El Gobierno advirtió que será un “verano complicado” en materia energéticaEn medio de este contexto, la ex secretaria de Energía y Minería de Nación, Flavia Royón, advirtió que la situación energética del país “estaba advertida y es crítica”; y que si en los próximos meses se alcanza un colapso es por responsabilidad de la Nación.
Licitación
“Esta situación la previmos y por eso quisimos hacer una licitación térmica. Se estudió el sistema, se analizaron los nodos críticos, pero la licitación se dio de baja en septiembre porque la nueva administración entiende que esta nueva licitación tenía involucrados contratos a largo plazo y quieren modificar el sistema; y no presentaron un plan alternativo”, dijo la ex funcionaria al ser consultada por el tema.
“La situación estaba advertida y es crítica, cada mes que se pierde es tiempo perdido. Estas plantas no se construyen de un día para el otro. Hay que tomar medidas paliativas, hay alternativas”, aseguró en CNN Radio. Y explicó que “en un pico de demanda, es distinto un día de calor que varios días de demanda. Si tenemos la situación de varios días de demanda, el sistema no tiene la potencia suficiente”.
“No hay plan alternativo para incorporar más potencia al sistema, entonces lo que dice la administración es que posiblemente, con varios días de alta demanda, tengamos que ir a cortes programados. Se cortará la industria, se cortará a ciertos sectores residenciales, pero porque la falla o la falta estará en la potencia y en el segmento de generación”, enfatizó la ingeniera industrial.
Aunque se cree que todo el país sufrirá los efectos del colapso energético, Royón adelantó que las zonas más afectadas serán el área metropolitana de Buenos Aires, Mendoza y Rosario y que los problemas energéticos podrían extenderse hasta el verano del 2026.